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Tecnologías de traducción

Más allá de la traducción: por qué el control, la coherencia y la gestión de archivos son las nuevas prioridades

Lectura: 3 minutos

iDISCxpress: gestión inteligente del contenido multilingüe

¿Te suena familiar?

Tu empresa necesita traducir una web, un catálogo o un manual de producto.

Los equipos internos y los proveedores ya están en marcha, pero algo se atasca.

Los plazos se alargan, aparecen versiones distintas del mismo texto y nadie tiene del todo claro cuál es la versión correcta.

No es un problema de traducción.

El problema empieza mucho antes. 

 

Antes de traducir: el desorden invisible

En muchas empresas, los recursos lingüísticos existen, pero no siempre están al alcance de quien los necesita.

 Hay glosarios, guías de estilo, memorias de traducción o terminología aprobada que viven en carpetas separadas, en herramientas distintas o en departamentos que no se comunican entre sí.

A veces, el propio departamento que solicita la traducción ni siquiera sabe que la marca ya dispone de esos recursos.

El resultado: cada proyecto se prepara desde cero, se repiten tareas, se pierden horas revisando lo que ya estaba hecho y, poco a poco, la coherencia de marca se diluye.

Durante la traducción: versiones que se multiplican

Incluso cuando el proceso avanza, surgen nuevos desajustes.

Algunos workflows aprovechan memorias y glosarios actualizados, otros trabajan con versiones antiguas o, directamente, sin ellos.

El resultado es fácil de reconocer:

Un mismo texto (por ejemplo, un párrafo que aparece tanto en la web como en un folleto impreso) termina con dos traducciones diferentes.

Dos tonos, dos estilos, dos mensajes que ya no dicen lo mismo.

Y no por falta de profesionalidad, sino por falta de alineación entre sistemas y procesos.

Después de traducir: los recursos no vuelven al sistema

Una vez finalizado el proyecto, el problema continúa.

Las memorias y los glosarios actualizados se guardan localmente, en la herramienta del proveedor o en la carpeta del proyecto.

Nadie los reintegra en el sistema central de la empresa.

Con el tiempo, cada equipo acumula sus propias versiones, y los recursos de la marca (que deberían ser comunes) acaban fragmentados, duplicados y desalineados.

Esto genera tres consecuencias claras:

  1. Se repite trabajo que ya estaba hecho.
  2. Se pagan más horas de revisión y control.
  3. La voz de marca pierde consistencia según el idioma y el canal.

El coste oculto del desorden multilingüe

Cada pequeño error de sincronización parece menor, pero en conjunto supone un coste elevado:

Más tiempo de gestión, más revisiones, más reuniones para aclarar qué versión usar.

Y lo más importante: un mensaje que deja de sonar igual en todos los idiomas.

Algo que impacta directamente en la confianza y en la imagen de la marca.

De traducir a gobernar el contenido

Las empresas que ya han superado este punto no traducen ni más lento ni más rápido.

Traducen mejor porque gestionan mejor.

Han comprendido que el reto no es la traducción en sí, sino la gobernanza del contenido multilingüe:

saber qué recursos existen, mantenerlos alineados y hacerlos accesibles a todos los equipos.

Y aquí es donde la tecnología puede marcar la diferencia:

automatizando flujos, conectando sistemas y garantizando que cada contenido sea coherente, reutilizable y fit for purpose.

¿Y si tus recursos lingüísticos pudieran trabajar mejor?

Gestiona el contenido multilingüe con control, coherencia y eficiencia.

Descubre cómo iDISCxpress ayuda a las empresas a recuperar el control de su contenido multilingüe.

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